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Turismo de golf: liderazgo europeo

España es el segundo país que más turistas de golf recibe anualmente -sólo superado por Estados Unidos- y que acapara el 35% de la cuota de mercado europea.

Estos son algunos de los datos que recoge el Índice UAB de actividad turística, que radiografía este año el turismo de golf en España. A pesar de la escasa tradición golfística en España, el número de jugadores ha pasado de los 2.500 de 1967 a unos 325.000. En el mundo hay unos 62 millones de practicantes, de los cuales el 52% son norteamericanos, el 37% asiáticos y sólo un 6% europeos.

Con respecto a campos de golf, hay 35.000, el 57% en Norteamérica, el 19% en Europa y el 11% en Asia. Andalucía es la comunidad con mayor oferta turística de golf (28% del total), en especial en la Costa del Sol, y recibe el 40% del total de este turismo que llega a España. Canarias recibe el 17,7%, Baleares el 16,1% y la Comunidad Valenciana el 14,4%.

Cataluña gana fuerza como destino emergente para el turismo de golf en España. Según las cifras de principios de 2012, Cataluña cuenta con 40.822 jugadores y 38 campos reglamentarios. El PGA Golf de Catalunya de Girona está considerado el octavo mejor campo del continente.

Más datos

Los destinos más solicitados son España, Portugal, Gran Bretaña, Irlanda y Estados Unidos. El año pasado, España ingresó unos 1.200 euros, con un gasto medio de 171,4 euros por viajero, un 74,8% más que el gasto medio general.

La demanda turística se concentra entre septiembre y mayo, con picos en otoño y primavera. El factor climático es clave: más del 85% de los turistas proviene de tres países con climas invernales poco aptos para la práctica del golf: Reino Unido (en torno al 50%), Alemania (25%) y Suecia (13%).

La diversidad de campos, la calidad del alojamiento y servicios y la buena relación calidad-precio son otros elementos que explican la buena salud del turismo de golf en España.

El perfil del turista de golf es un hombre de entre 40 y 60 años, con alto nivel socio-económico. Juega en un promedio de tres o cuatro campos durante su estancia, y opta por estar unas dos semanas en el destino, donde pasa la mitad del tiempo jugando al golf, o por escapadas intensivas de menos de una semana. El alojamiento se reparte entre viviendas propias o alquiladas y hoteles de cuatro o cinco estrellas.

El turismo de golf se considera un producto estratégico importante en el conjunto del turismo estatal, comparable al de congresos y reuniones. Tienen en común la diversificación de la oferta, una demanda desestacionalizada y un importante gasto diario por tratarse de clientes con elevado poder adquisitivo. El reto de futuro es mantener calidad, costes y precios para seguir con el liderazgo continental.

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