El ministerio de Turismo de Andorra tiene sobre la mesa como punto estratégico la implementación de un impuesto turístico que permita recaudar fondos para invertir en el propio sector.

Los hoteleros no se han opuesto a la tasa, pero piden poder tener margen de decisión sobre este recargo y estar involucrados en aquello a lo que se destinará. Así, los alojamientos turísticos que serían los encargados en recaudarla aceptarían la tasa pero ponen sus condiciones. Son conscientes de que los grandes destinos tienen impuestos de estas características y un país como Andorra que basa parte de su economía en los visitantes no es ajeno a este tipo de gravamen.
El Gobierno estudiará los modelos de otros países. Decidirá sobre si aplican la misma cuantía por noche a todo tipo de alojamientos o varían en función de la categoría de los establecimientos. Por ahora no se ha fijado un calendario para tenerla a punto y aprobarla.



