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El cambio climático, la reflexión turística

Si cambia el clima cambio todo. El turismo no es ajeno ni a las causas ni a los efectos del calentamiento global del planeta.

Las emisiones de dióxido de carbono no paran de crecer y este año habrá un nuevo récord. El sector turístico tiene su parte de culpa, centrada principalmente en el consumo de transporte. Pero la crisis climática tiene efectos sobre el turismo, un sector que se ve directamente afectado por el cambio climático y, por tanto, ha de ser también uno de los más interesados en que se actúe para frenarlo. Los destinos de sol y playa y estaciones de montaña ya perciben los efectos.

El sector del alojamiento debe seguir con la concienciación en el ahorro energético y la eficiencia en los sistemas de uso del agua, la iluminación y la climatización. Ejemplos como los desarrollados en las Baleares ligados a las iniciativas de la economía circular marcan el llamado “turismo regenerativo”. El sector del turismo balear podría crear un modelo exportable a otros destinos.

La Mesa del Turismo, con motivo de la Cumbre del Clima COP25 celebrada en Madrid, ha considerado al sector víctima de este cambio climático, pero “rechaza tajantemente nuevos impuestos a la aviación” y se reafirma, dicen, “en la necesidad de buscar soluciones realistas, eficaces y eficientes”.

Ante el movimiento social que alienta el rechazo a volar la Mesa considera que “se está demonizando al viaje, cuando el avión apenas supone entre un 2% y un 5% de la emisión de CO2, mientras que otros sectores suponen una aportación muy superior a la emisión de gases de efecto invernadero”.

En el debate científico queda claro que la aviación está obligada a innovar en las aeronaves para disminuir el consumo de combustible. Esto pasa por aviones más ligeros y aerodinámicos, y motores más eficientes que disminuyan la emisión de gases de efecto invernadero. El transporte ferroviario también debe mejorar sus prestaciones y ponerse al día para asumir, como medio de transporte más limpio, un incremento de los viajeros concienciados por la sostenibilidad del planeta.

El sector de los cruceros y los ferris son otro blanco de los movimientos ecologistas y de preservación del medio ambiente. Las recientes innovaciones de los barcos están centradas en la substitución del fuel por el gas licuado. También empiezan a extenderse los cruceros “enchufables” a la red eléctrica cuando están atracados en el muelle, parando motores para evitar las emisiones.

El cambio climático reclama una reflexión turística

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