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Sombras de la privatización aeroportuaria

Una opinión sobre el proceso de privatización y gestión autónoma de los aeropuertos de Barcelona y Madrid.

AENA a empezado el proceso de privatización de los aeropuertos de Madrid i Barcelona. El gobierno central. Con la caja vacía y la presión de la Comisión Europea y los mercados internacionales, se apresura a vender las joyas de la corona. A mediados de junio, AENA habrá vendido los dos puntales más importantes de su red y el estado recibirá 4.300 millones de euros por la operación más un canon anual del 20% de la facturación.

El proceso de gestión autónoma de estas infraestructuras llega tarde pero, aún y así, debe ser bienvenido. La globalización económica y la extensión universal del turismo no pueden entenderse sin el boom del transporte aéreo. Una oferta mayor de rutas, la competencia entre los aeropuertos y los nuevos paradigmas de gestión de las compañías aéreas han rebajado los costes del transporte. Hay que de decir que una de las claves del éxito en una economía globalizada es la hiperconectividad de la regiones económicas y, en este ámbito, la aérea es esencial. Un aeropuerto competitivo, que llegue a ser un hub, que enlace con las regiones económicas del mundo, ofrece más y mejores oportunidades a nuestra economía y a nuestra industria turística.

Esta privatización no es la formula de gestión autónoma reclamada desde Catalunya. La sociedad civil y las fuerzas políticas reclamaron una gestión mixta en la que la Generalitat tuviera un papel determinante y participaran los sectores económicos del país. La composición y el trabajo del Comité de Desarrollo de Nuevas Rutas Aéreas (CDRA) apuntaban como debía ser la colaboración público-privada en una hipotética gestión catalana de los aeropuertos del país.

Con todo, la privatización del aeropuerto del Prat es la mejor solución para su desarrollo y su competitividad en Europa, el Mediterráneo y el mundo. La cuestión es esclarecer con qué espíritu y con qué intenciones finales se lleva a cabo la privatización del Prat y de Barajas. Esta operación no parece del todo honesta. Hace muy poco tiempo que el estado presentaba AENA como el mayor operador aeroportuario del mundo; y este era el primer argumento que se usaba para defender su negativa a traspasar la gestión de los aeropuertos a las entidades territoriales. El clamor general de la sociedad civil catalana para conseguir la gestión del Prat fue negada y menospreciada reiteradamente. Mientras el estado privilegiaba el aeropuerto de Madrid y AENA fue claramente proactiva a la hora de presionar para que determinadas rutas llegasen a Madrid en lugar de Barcelona.

Hay intenciones anunciadas que pueden resultar inquietantes sobre la permanencia del control de AENA en los aeropuertos privatizados. En primer lugar, mantendrá un porcentaje del 10% al 20% en las sociedades gestoras. Por otra parte, las tarifas aeroportuarias están reguladas hasta el 2014, con un aumento del PIOC más el 5% anual – en un momento de estancamiento de la economía – que sin duda restará competitividad. I, finalmente, y no menos importante, el estado creará una Comisión de Regulación Económica Aeroportuaria, que supuestamente mediará entre las discrepancias surgidas entre operadores y aerolíneas; es decir, todo lo contrario al libre mercado y a la libre competencia. El mismo papel que la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones y el estado español tiene las tarifas de Internet más caras de Europa.

Con esta situación, debemos plantearnos cuál será el papel de AENA y de la Comisión en la competencia aérea Madrid-Barcelona. ¿Favorecerán el libre desarrollo de la oferta aeroportuaria o bien, con fingida neutralidad, favorecerán intereses ajenos al sector? Si hay que fiarse de sus actuaciones recientes, la respuesta está muy clara.

Enric Domingo
Director institucional de Comunicatur

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