Más turistas, estancias más cortas y precios hoteleros moderados en Cataluña

La actividad hotelera en Cataluña sigue mostrando una buena afluencia de viajeros, pero con indicadores que apuntan a una desaceleración del crecimiento. Según datos provisionales publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) correspondientes al mes de junio de 2025, el número de pernoctaciones en los establecimientos hoteleros catalanes ha crecido, pero de forma menos intensa que en ejercicios anteriores.
En Catalunya, el número de viajeros alojados en hoteles se ha incrementado un 6% respecto a junio de 2024. Sin embargo, los datos estatales muestran que las pernoctaciones sólo han aumentado un 2,1%, lo que sugiere una reducción en la duración media de las estancias, especialmente en comunidades con una alta concentración turística como Cataluña.
Cataluña se mantiene como uno de los principales destinos para los turistas residentes en el Estado —con el 15,3% de las pernoctaciones domésticas— y también para los visitantes internacionales, que concentran el 18,7% de las pernoctaciones totales de viajeros de fuera de España, sólo por detrás de las Islas Baleares.
Se frena la subida del precio de los hoteles
Otro destacado indicador es la evolución de los precios hoteleros. Cataluña ha registrado el menor incremento del Índice de Precios Hotelero (IPH) entre todas las comunidades autónomas, con una subida interanual de sólo el 1,6% en junio. Se trata de un aumento moderado, especialmente si se compara con la media estatal (+5,2%) o con comunidades como Baleares o Asturias, donde los precios han experimentado subidas significativas.
Este comportamiento se produce en un contexto en el que los hoteles en España han alcanzado un grado de ocupación del 66,1% en junio, con una ocupación del 72,8% en fines de semana. Cataluña mantiene buenos niveles de empleo, pero la presión de la demanda parece estabilizarse, con una respuesta moderada en cuanto a precios se refiere.
Todo ello apunta a una normalización del mercado hotelero después de los años de expansión pospandémica. El crecimiento se mantiene pero con signos de madurez y ajustes en el gasto, la duración de las estancias y la elasticidad de los precios. Una realidad que el sector hotelero deberá gestionar con estrategias adaptadas a una demanda cada vez más selectiva y sensible al contexto económico.