La temporada de verano en Andorra denota signos de enfriamiento
El sector cierra la temporada con una media del 64,97%, mientras el comercio detecta un descenso en el gasto de los clientes

El verano de 2025 deja en Andorra un balance desigual. Según la Unió Hotelera d’Andorra (UHA), la ocupación media entre junio y septiembre fue del 64,97%, lo que supone una caída del 1,49% en comparación con el mismo periodo de 2024. Aun así, la temporada se mantiene en niveles similares a los últimos años, reflejando una demanda estable.
El mes de septiembre registró un 57,46% de ocupación, el mejor dato desde 2018 y 1,23 puntos superior al del año pasado. Sin embargo, junio y agosto cerraron con cifras algo inferiores, condicionadas por el impacto excepcional de 2024. Según la UHA, el 65% de los establecimientos mejoró sus resultados y el 70% aplicó subidas de precios de entre un 1% y un 5%.
Pese a la falta de personal en algunos hoteles, la patronal califica la temporada de “satisfactoria” y mantiene buenas perspectivas para otoño e invierno, con una oferta centrada en la naturaleza y los eventos culturales.
Más afluencia, menor gasto comercial
El sector del comercio andorrano ha vivido un verano con más visitantes pero menor gasto medio por cliente, sobre todo en agosto, cuando los visitantes han mostraron un menor poder adquisitivo, según explicant.
Muchos comercios confirman que, pese a la elevada afluencia, el ticket medio se ha reducido y las ventas no alcanzaron las previsiones. En algunos casos, los días laborables superaron en facturación a los fines de semana, un signo de la contención del consumo familiar.
Auge del turismo de naturaleza y patrimonio
En el ámbito local, Escaldes-Engordany registró cerca de 11.200 visitantes este verano, un 13,6% más que en 2024, y consolidó el Proyecto Caldes como uno de sus principales atractivos. En paralelo, Engolasters vivió una temporada récord con 17.861 visitantes, confirmando el auge del turismo familiar y de naturaleza.