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¿Un festival chino para promocionar el Sudoeste de Francia?

Puede parecer un poco surrealista, pero lo cierto es que la localidad francesa de Gaillac, situada entre Toulouse y Albi, en el departamento del Tarn, a unos 380 km de Barcelona, ha sorprendido a propios y extraños con la celebración del Festival de los Faroles, Maravillas de China. Y para ser más explícitos podemos añadir que es la primera vez que llega a Europa tras pasar por Dallas, Singapur y Toronto.

El evento tiene lugar durante dos meses y finalizará el 31 de enero.  Se realiza a diario, de 18.00 a 23.00 en el parque de Foucaud. El precio de la entrada va de los 13 a los 18 euros y es gratuito para los menores de 10 años.

Se trata de un gran espectáculo basado en las tradicionales linternas chinas, ocupa 36 cuadros escénicos con 100 esculturas monumentales luminosas. Los faroles, de más de 15 metros de altura, se realizan completamente a mano y están recubiertos de seda. Al iluminarse por la noche crean hermosas tonalidades. Para prepararlo se han instalado en Gaillac 40 artesanos chinos, en un inmenso taller de 1.000 m2 . Todos ellos proceden de la provincia de Sichuán y algunos llevan más de 20 años practicando el arte de los faroles.

Fascinantes maquillajes de la Ópera de Sichuán
La tradicional Ópera de Sichuán está también presente en el festival. Máscaras pintadas a mano, capas doradas, fascinante gestualidad… Son algunas de las características de este espectáculo, en el que los artistas transformistas cambian en segundos hasta 30 veces de cara para realizar un arte dramático deslumbrante. Solo hay cien artistas en toda China que practican este arte y seis de ellos están en Gaillac para ofrecer esta representación tres veces al día.

¿Un ejemplo para el hermanamiento entre ciudades?
Más allá de la sorpresa, en Francia ha servido para abrir el debate sobre el sentido de los hermanamientos entre ciudades. Y es que la razón de ser de este enorme festival en una localidad tan pequeña se encuentra en el hermanamiento.  Gaillac, que es muy conocido por su viñedo, uno de los más antiguos de Francia y que reúne siete denominaciones de origen, está hermanada con la ciudad de Zigong, provincia de Sichuán. Además de exportar su vino a China, la cooperación entre Gaillac y el gigante asiático se completará en primavera con una gran exposición que tendrá lugar en el Museo de Bellas Artes de Gaillac con piezas del museo de arte de Pekín.

El intercambio cultural es total, porque además el festival coincide con el tradicional mercado navideño de la localidad. Sin duda un buen momento para reflexionar sobre el sentido del hermanamiento entre ciudades. Muy pocos pueblos y ciudades catalanas cumplen con los protocolos que requiere un hermanamiento y aún son menos las que saben promocionarse a través de ellos. Quizá el nuevo camino pueda ser que los hermanamientos de otros continentes nos abran las puertas a otras culturas, ya muy presentes en nuestra vida, como es el caso de China con Gaillac. ¿Y quién paga todo esto? El presupuesto del festival es de 1.400.000 euros, de los cuales el gobierno chino aporta 700.000. El resto le toca a Gaillac, que ha conseguido que hasta un 70% de su parte haya sido de procedencia privada. ¿UN ejemplo a seguir? Si Gaillac, con 12.000 habitantes lo ha conseguido….

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