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Ryanair perderá pasajeros este año y Vueling pide ampliar la T1 de Barcelona

El sector de las compañías aéreas lowcost está entrando en una fase desconocida. La reina del bajo coste, Ryanair, ha admitido que perderá viajeros este año. La fórmula, que tan buenos resultados dio a la aerolínea irlandesa, parece que no funciona. Su competidora en España, Vueling, apuesta por un nuevo estilo: más rutas, nuevos servicios y campaña de imagen.

Ryanair nació con la idea de vender billetes a precios atractivos gracias a una fórmula basada en 3 ideas: el ajuste de costes operativos y el cobro de recargos a cuenta del sufrido cliente, la subvención de las administraciones públicas regionales y la utilización de aeropuertos secundarios. La fórmula ha sido un éxito durante muchos años pero a finales de 2013 los resultados de la irlandesa empezaron a caer. Se encendieron las luces de alarma. Sus clientes disminuían y parece que escogían ofertas de la competencia.

Michael O’Leary dio un golpe de timón e inició algunos cambios de imagen. Atrás quedaron las ideas estrafalarias de cobrar por utilizar el lavabo o de volar de pie en trayectos cortos para optimizar el espacio. “Tardaremos una semana” en aplicar los asientos verticales si la autoridad aeronáutica lo dictamina como seguro, afirmaba O’Leary en 2012. Ahora realizan una campaña en la que anuncian que los pasajeros podrán embarcar con dos equipajes de mano de forma gratuita.

Sobre mantenerse a base de subvenciones públicas parece un camino ya agotado. La Comisión Europea está analizando las ayudas públicas que ha recibido la compañía. Algunas aerolíneas lo han denunciado por competencia desleal y tras hacer la vista gorda durante algún tiempo las autoridades comunitarias se han visto obligadas a actuar. Cataluña es uno de los casos de investigación. Los acuerdos entre administraciones y Ryanair podrían comportar una sanción, el retorno de las ayudas y una posible compensación económica. Lo que sí parece más probable es que se corte definitivamente esta línea de la subvención.

Y en lo que respecta a la estrategia del aeropuerto secundario, la irlandesa aún la mantiene, aunque con matices. El aeropuerto de Madrid-Barajas y Barcelona-El Prat son un ejemplo. Ryanair ha trasladado buena parte de su operativa de vuelos desde Girona a Barcelona. Los números del aeropuerto de la Costa Brava se han resentido notablemente desde que la compañía opera también en El Prat para hacer frente a la competencia de Vueling.

Y Vueling

La compañía Vueling ha sabido jugar sus cartas en el puzzle aeronáutico. Los números son positivos. Anuncia constantemente incremento de conexiones y capacidad de asientos. Su responsable ejecutivo, Álex Cruz, dice que la Terminal 1 de Barcelona se les queda pequeña si continúan su crecimiento. Los datos de Vueling en el primer trimestre del año ya apunta a un liderazgo en los aeropuertos de AENA en cuanto a número de pasajeros movidos en España.

Su política de precios es equiparable a las de bajo coste. La conexión punto a punto con la híper utilización de las aeronaves le permite optimizar costes. También sus clientes sufren los retrasos provocados por esta política pero Vueling lo compensa ofreciendo una imagen más amigable.

En Barcelona se ha convertido en la aerolínea de bandera a pesar de pertenecer al holding IAG junto a British Airways e Iberia. Vueling ya no tienen nada de catalana ni española pero vende bien su imagen de compañía barcelonesa, moderna y innovadora. Acaba de anunciar que implantará wifi de alta velocidad por satélite a los aviones. Empezarán la experiencia con cuatro A320 y aseguran que la velocidad de navegación será parecida al ADSL de casa.

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