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El futuro de PortAventura y Barcelona World

El autor analiza la instalación de Barcelona World junto a Port Aventura. Considera que modificará el modelo originario y de desarrollo del parque temático de Salou.

Lo más importante de un discurso político es siempre lo que no se dice. El comunicado oficial del Gobierno catalán sobre Barcelona World no utilizaba una palabra esencial que sí usaron los medios de comunicación ¿Cuál fue? Mientras prueban de encontrar la palabra oculta, hagamos una travesía en el tiempo.

Modelos de parque

Estamos a principios de los años 90 y Disney decide finalmente apostar por el continente europeo. Como saben, el imperio del ratoncito dudó entre Cataluña y París. No era sólo una elección geográfica, sino esencialmente una elección entre dos modelos: un parque de ocio metropolitano o una concentración turística. El primer parque Disney de Anaheim es, esencialmente, un espacio de ocio de proximidad al servicio de los habitantes de su área de influencia, que es California. Lo mismo pasa con TokyoDisney, que funciona porque está situado en una área metropolitana con una masa crítica suficiente. Por el contrario, DisneyWorld es una pieza clave de un conjunto de parques, situados en Orlando, que no viven del mercado de proximidad, sino de los flujos turísticos. Simplificando, cuando Disney debe escoger entre París y Cataluña está eligiendo entre un Disneyland o un Disneyworld europeos.

Ya conocemos la historia: Disney opta por París, que tiene varias decenas de millones de visitantes potenciales en una isocrona de tres horas. Pero la experiencia acumulada, permitió al Gobierno catalán atraer la inversión del operador norteamericano Anheuser Busch y abrir las puertas de Port Aventura. Por lo tanto, el parque es el Plan B del proyecto Disney de un complejo turístico, capaz de atraer millones de visitantes por la concentración de varios parques. Por esto, la compleja operación urbanística aísla más de 800 hectáreas, cuando en realidad la extensión del parque inicial apenas supera las 300. Hay una reserva de suelo amplia, que tiene el objetivo explícito de alojar dos nuevos parques temáticos y crear una versión europea del modelo de Orlando.

En realidad, Disneyland París fue algo más que un modelo de ocio metropolitano. Como explica muy bien el profesor Anton, el parque situado lejos de París, en Marne-la-Vallée, crea una nueva centralidad que atrae actividades económicas que no son estrictamente turísticas. Cerca del parque se sitúa el gran complejo comercial Val d’Europe, centros residenciales, un parque tecnológico o un centro universitario. Es una curiosa paradoja: Si el primer parque Disney es un centro de ocio atraído por la densidad urbana, el parque de París crea nuevos centros urbanos (residenciales, productivos) atraídos por la densidad de ocio.

El proyecto del segundo parque

La historia de Port Aventura ha estado, desde sus inicios, muy condicionada por el referente de Orlando. La fase inicial del parque se alimenta esencialmente del público de proximidad y, de hecho, sólo un tercio de los 3 millones largos de visitantes son extranjeros. Port Aventura es un buen parque, pero no tiene las dimensiones suficientes como para convertirse en una atracción ad hoc, más allá de su área de influencia inmediata. Muy lejos de las cifras de Disney, Port Aventura compite con parques de dimensiones muy similares como Europa Park, Efteling, Tivoli i Liseberg.

El diseño inicial de Busch era la creación de un primer parque que sirviera como ancla para la ubicación de dos nuevos parques más adelante. La única oportunidad de superar el techo de los cuatro millones y saltar del modelo regional era la concentración de piezas, capaces de crear una atractivo per se. Cuando Busch abandona el proyecto y entra Universal, se obren las puertas a la construcción de un nuevo parque del cine, la segunda pieza necesaria del sistema temático. Universal prueba la salud del parque durante varios años y finalmente desestima la operación y abandona el proyecto. La entrada del hòlding Investindustrial frena las expectativas de crecimiento, puesto que el grupo inversor sólo tiene experiencia en un modesto parque italiano Gardaland.

La palabra ausente

La palabra que el Gobierno no pronunció es parque. Barcelona World no son seis parques temáticos. Sería absurdo pensar que se pueden encajar seis parques en el mismo espacio que ocupa Port Aventura, de forma que en realidad son seis áreas temáticas, y no seis parques. Pero Barcelona World tampoco es un parque con seis áreas, porque simplemente no es ningún parque.

Un parque de atracciones es un espacio temático que tiene varias características, pero la más importante es que concentra atracciones y espectáculos. Sin atracciones, no hay parque. Los parques tienen también un modelo de gestión centralizado, una narración secuenciada, una estructura declinada en temas y un sistema único de entrada POP (pay one price). La nota del Gobierno dice textualmente "complejos turísticos" y no parques, que estarán formados por "hoteles, shopping centers, teatros, centros de convenciones, casinos y áreas con servicios y oficinas", pero no dice que habrá atracciones. Ni seis parques, ni un parque. En realidad, es un espacio tematizado, formado por seis áreas, que acogerán varias actividades recreativas y servicios.

El coste de oportunidad

Barcelona World es, esencialmente, la renuncia al modelo Orlando y el fin del proyecto turístico de Port Aventura, que nunca más podrá ser un modelo de concentración de ocio. Port Aventura precisaba de dos parques más para aspirar a romper el techo de vidrio de su capacidad de atracción. Y la reserva de suelo en el espacio adyacente tenía, desde los sus orígenes, esta inequívoca función. Sin un nuevo parque, Port Aventura será siempre un espacio centrado en la captación del mercado de referencia y de los turistas del litoral. Por estos turistas, el parque es una motivación secundaria, un atractivo complementario de las motivaciones básicas. Y como nos enseñan las estadísticas del Observatorio de la Costa Daurada, su incidencia es relativa.

Barcelona World es un caso de manual del concepto económico de coste de oportunidad. La suma de la necesidad de capitalización del principal accionista y la necesidad política de un plan B al fracaso de EuroVegas, han acelerado un mecanismo de aprovechamiento de un suelo estratégico, que se destinará a unos usos diferentes de los que se habían previsto. La ausencia de un operador especializado en parques temáticos y el protagonismo de un inversor específicamente inmobiliario están motivadas por la naturaleza de la operación: La venta de unos terrenos atractivos, con una imagen de marca valiosa, que se destinarán a unos usos difusos (casinos, hoteles, centros comerciales, centros de convenciones…), basados en aquello que hemos denominado nueva centralidad. Pese a que parezca lo contrario, es una mala noticia para el parque y para su proyecto originario.

José Antonio Donaire
Director de INSETUR (Universitat de Girona)

http://don-aire.blogspot.com.es
@DonAire

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